De espuma: Estos colchones suelen estar hechos de látex o espuma viscoelástica y no tienen espirales de soporte. A menudo, empiezan con una espuma moldeadora refrescante o supersuave en la parte superior y pasan a una espuma inferior superdensa para el soporte. Se adaptan al cuerpo, alivian la presión y absorben bien el movimiento. Suelen ser ideales para personas que duermen de lado o en posición combinada y no sufren dolor de espalda. Aunque no siempre, puedes encontrar muchos colchones baratos hechos principalmente de espuma, pero pueden ser pesados, no proporcionar suficiente apoyo a quienes duermen boca arriba o tienen dolor, y pueden generar calor, ya que el aire no fluye mucho entre las densas espumas.
De resorte o espiral: Frecuentemente considerado un tipo de colchón de la vieja escuela, esta cama tiene un sistema de apoyo basado en resortes y generalmente se encuentra en el lado más económico. Los resortes no suelen aliviar la presión y no se recomiendan para personas que duermen con dolor. Debido a los resortes, la cama es más pesada que otras opciones y carece de aislamiento del movimiento.
Látex: Todas las capas de este colchón están hechas de látex, por lo que es elástico y duradero. Al igual que la espuma viscoelástica, el látex se adapta al cuerpo, pero dada su densidad no es la opción más fresca y tiende a ser más pesado. Las camas de látex natural u orgánico suelen ser más ecológicas. El único colchón orgánico de látex que he probado es el Essentia Tatami Organic Mattress, que resultó cómodo y no demasiado caliente (debido a los agujeros de aire perforados) pero carecía de estructura (no podía pararse de lado sin doblarse) y se sentía denso y pesado (casi 45 kilos). 
Híbrido: En WIRED tendemos a pensar que, en general, las camas híbridas son las mejores para la mayoría de la gente. Combinan los mejores elementos de diferentes camas: un soporte de resortes internos debajo de una espuma superior para mayor comodidad (y, a menudo, refrigeración). Las capas superiores son de espuma o látex supercómodas, con resortes (por lo general envueltos individualmente) debajo para la estructura. Todos mis colchones favoritos han sido híbridos; creo que la combinación de espumas con memoria de gel en la parte superior y espirales envueltas debajo ayuda también a la circulación del aire y a tener un sueño más fresco. Además, pueden variar enormemente en firmeza para contornear cómodamente a los durmientes en la mayoría de las posiciones, y tienen una gran variedad de precios (desde 300 dólares hasta miles).
Entendiendo qué tipo de durmiente eres
El tipo de persona que duerme influye en el tipo de colchón que debe comprar. Esto puede parecer obvio, pero es importante tener en cuenta el tipo de sueño, el presupuesto, el espacio y lo que será más fácil de mover. Yo suelo elegir colchones más mullidos, pero he aprendido que las camas se vuelven mucho más blandas con el tiempo. Es más fácil añadir protectores de espuma viscoelástica a un colchón más firme que quedarse atascado en un colchón blando que se vuelve flácido y provoca dolores lumbares (ya me ha pasado).
Dormir de lado: Las estadísticas varían, pero la mayoría de la gente duerme de lado. Al igual que los que duermen boca abajo, los que duermen de lado necesitan un poco más de elasticidad en sus colchones, la suficiente para que los hombros y las caderas se hundan y la columna quede alineada, pero no demasiada para que la columna (y las extremidades) no tengan apoyo. Si la cama es demasiado firme o solo utiliza resortes, el peso lateral menos distribuido puede convertirse en una posición realmente dolorosa sobre una superficie más dura, llegando incluso a provocar que las extremidades se queden dormidas (cualquier durmiente de lado que haya acampado conoce la sensación). La espuma viscoelástica más blanda puede parecer una buena solución, pero puede comprimirse lenta e inexorablemente debajo de ti y quedar compactada y plana. Lo mejor suele ser un colchón híbrido, con una combinación de varias capas de espuma seguidas de resortes que permiten que los puntos de presión, como las caderas y los hombros, se hundan en la cama. Por eso, determinar cuál es el mejor colchón para quienes duermen de lado es un poco como el cuento de Ricitos de Oro: ni demasiado firme ni demasiado blando, sino lo justo.
