Por Roberto Veras
Cada día, los titulares de los medios dominicanos nos muestran cifras impactantes sobre la deportación de ciudadanos haitianos indocumentados. Se habla de cientos y hasta miles de repatriaciones en apenas una semana.
A primera vista, parecería que se está haciendo un trabajo firme y decidido en el control migratorio. Sin embargo, la realidad que se vive en las calles de nuestras provincias cuenta una historia diferente.
Mientras más se deportan, más haitianos vemos nuevamente en los mercados, las obras de construcción, los barrios y campos del país. ¿Cómo es posible? ¿Acaso los deportados se multiplican en el camino?
No. Lo que sucede es que estamos frente a un sistema migratorio profundamente incoherente: se enfoca casi exclusivamente en las salidas, pero olvida o decide ignorar las entradas.
El verdadero problema no es solo la presencia de indocumentados, sino la falta de control fronterizo. La frontera sigue siendo un colador, un espacio vulnerable por donde diariamente entran decenas o cientos de personas sin ningún tipo de verificación o documentación.
Mientras el Estado se concentra en mostrar cifras de deportación como un logro, deja en el olvido la urgencia de implementar un sistema efectivo de prevención y control fronterizo.
No se trata únicamente de usar más militares, sino de tener una política migratoria clara, integral y ejecutada con voluntad real. ¿Dónde están los escáneres, los drones, los controles biométricos? ¿Dónde está el registro fronterizo en tiempo real? ¿Dónde está la coordinación entre Migración, las Fuerzas Armadas y los organismos de inteligencia?
La deportación por sí sola es un círculo vicioso si no se corta la hemorragia en la entrada. Así como salen, así mismo vuelven a entrar. Por eso, hasta que el gobierno no aborde este problema desde su raíz con vigilancia real, controles modernos y acuerdos bilaterales firmes, seguiremos repitiendo el mismo titular: “Más deportaciones”, pero también más entradas irregulares.
Porque el problema no es solo la salida. El verdadero desafío, el que se evita enfrentar, está en la frontera.
jpm-am
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