Alejarse de una persona que muestra signos evidentes de una enfermedad contagiosa no es la única forma en que el cerebro protege al organismo de una posible infección. Un estudio reciente reveló que basta con observar a alguien enfermo para que el cerebro active células inmunitarias de respuesta temprana, imitando la reacción del cuerpo ante un contagio real.
Habitualmente, se considera que el sistema inmunitario se activa únicamente cuando el organismo entra en contacto directo con un patógeno. Sin embargo, en ocasiones esta reacción puede resultar demasiado lenta para detener eficazmente la propagación de una infección.
Con base en esta premisa, un equipo de investigadores de la Universidad de Lausana (Suiza) planteó la hipótesis de que el sistema nervioso, conocido por su rapidez de respuesta, podría detectar señales de enfermedad antes de que un agente infeccioso provoque daño y, en consecuencia, enviar señales anticipadas al sistema inmunitario para prepararlo ante la amenaza.
Para comprobarlo, los científicos diseñaron una serie de experimentos utilizando realidad virtual. Según detalla la investigación publicada en Nature Neuroscience, reclutaron a 248 voluntarios sanos, quienes fueron equipados con visores Oculus Rift de Google.
Los participantes fueron divididos en cuatro grupos para evaluar la capacidad del cerebro y del sistema inmune de anticipar una infección. El primer grupo fue expuesto a un avatar virtual del mismo género que mostraba síntomas claros de una enfermedad viral. El segundo grupo vio rostros artificiales con expresiones neutras, y el tercero, caras con expresiones de miedo; ambos sirvieron como grupos de control. El cuarto grupo, en cambio, no fue sometido a imágenes, pero recibió una vacuna, simulando una exposición real a un patógeno.
Los avatares se diseñaron para simular un movimiento de acercamiento, en cinco rangos de distancia predefinidos, con el objetivo de analizar si la presencia de signos de infección alteraba el sistema de espacio peripersonal (EPP), función cerebral que monitorea el entorno inmediato del cuerpo para detectar contactos o amenazas potenciales.
Durante la prueba, los voluntarios recibían un toque suave en la cara mientras observaban al avatar acercarse, y debían presionar un botón lo más rápido posible como reacción defensiva. Los investigadores midieron los tiempos de respuesta, considerando que una reacción más veloz ante un avatar distante indicaba una anticipación de contacto y, por ende, una activación del EPP.
Los resultados fueron claros: quienes observaron avatares con señales de enfermedad presionaron el botón más rápido, incluso cuando estos estaban a mayor distancia. En contraste, los participantes expuestos a rostros neutros o temerosos reaccionaron únicamente cuando los avatares se encontraban más cerca. Esto sugiere que la percepción de amenaza infecciosa activa el EPP de manera anticipada, incluso sin contacto físico.
Una reacción inmune inesperada
Para validar los hallazgos, los científicos realizaron electroencefalogramas (EEG) de alta densidad, detectando que la proximidad de un avatar “enfermo” activaba áreas cerebrales relacionadas con la percepción del espacio personal y aumentaba la actividad de la llamada “red de prominencia”. Esta red está asociada al reconocimiento de estímulos relevantes, como amenazas, y a la preparación de respuestas defensivas.
Además, resonancias magnéticas funcionales (fMRI) confirmaron que, ante avatares con signos de enfermedad, existía una mayor conexión entre la red de prominencia y el hipotálamo, región del cerebro clave en la regulación de múltiples funciones corporales, incluida la respuesta inmunitaria.