Un equipo de astrónomos descubrió en la base de datos del radiotelescopio ALMA, en Chile, una anomalía a 441 años luz de distancia: una estrella “bebé” aparentemente provocó una explosión gigantesca cerca de ella y quedó atrapada dentro de su propia onda expansiva.
El evento podría ir más allá de una curiosidad astronómica. Si se trata de un proceso común en la infancia estelar, entonces las condiciones iniciales de los sistemas planetarios, como el sistema solar, podrían ser más caóticas de lo que hasta ahora se pensaba.
¿Burbujas y discos protoplanetarios?
Antes de entrar en detalles, conviene repasar cómo nace una estrella. El proceso comienza con el colapso gravitacional de una nube de gas y polvo. No ocurre de forma inmediata: durante millones de años, la materia se concentra en una especie de capullo, mientras parte del remanente se separa y forma un disco giratorio. Cuando la estrella madura, lo que queda del disco protoplanetario se enfría y sus restos se agrupan en cuerpos rocosos gigantes, dando lugar a los planetas que conformarán el sistema planetario. 
Por esta razón, tanto el Sol como sus ocho planetas —incluida la Tierra— tienen aproximadamente la misma edad. Todos se formaron a partir de la misma nube molecular hace unos 4,500 millones de años. La teoría del disco protoplanetario cuenta con amplio respaldo gracias a evidencia directa.
A veces, desde estos discos planos que giran alrededor de estrellas jóvenes, emergen chorros de gas extremadamente estrechos que se extienden por años luz en dirección perpendicular al disco. El astro literalmente dispara materia al espacio con una fuerza inmensa y, si esta colisiona con una pared de gas circundante, puede generar una onda de choque, como si inflara una burbuja cósmica.
El disco protoplanetario WSB 52, ubicado a 441 años luz en dirección a la constelación de Ofiuco, es el primero que muestra indicios de haber interactuado con una burbuja de choque. El equipo científico cree que el chorro de gas caliente probablemente colisionó con gas frío en los alrededores de la nueva estrella, lo que provocó una explosión y una gran burbuja de expansión.
Según el estudio publicado en The Astrophysical Journal, el disco WSB 52 presenta signos de deformación y alteraciones en su velocidad de rotación. “Esto sugiere fuertes interacciones y pérdida de masa en el disco”, escriben los investigadores. Además, es probable que la estrella esté atrapada en un ciclo de retroalimentación, donde sus chorros de gas generan burbujas que, a su vez, incentivan nuevos chorros. “Arroja nueva luz sobre los procesos dinámicos que rigen la formación de estrellas y planetas”, concluye el artículo.
Masataka Aizawa, científico de la Universidad de Ibaraki, Japón, quien lideró la investigación, compara este mecanismo estelar con una escena de película: un tirador dispara un proyectil de alta potencia contra una pared para destruirla, pero parte de los escombros rebotan hacia él.
