El Ártico desempeña un papel fundamental en el equilibrio climático de la Tierra. No solo porque el deshielo provoca la subida de las aguas en todo el planeta, sino también porque contribuye directamente a contrarrestar la dinámica normal de calentamiento del planeta. Real Ice es una startup británica que ha desarrollado un proyecto para intervenir en el mar Ártico mediante miles de drones submarinos guiados por inteligencia artificial: el objetivo es favorecer la formación de nuevas capas de hielo. Para ello, drones submarinos podrían utilizar bombas para verter agua de mar sobre la banquisa polar, de modo que se formaran nuevas capas de hielo.
Andrea Ceccolini, codirector del proyecto, explicó a WIRED Italia los detalles.
Cómo protege el hielo ártico al planeta del sobrecalentamiento
La cobertura del Ártico varía según la estación. Mientras que en invierno alcanza los 15 millones de kilómetros cuadrados, a principios de verano desciende a 10 y al final de la estación solo llega a los 4 millones de kilómetros cuadrados. Esta cobertura, aunque «reducida» durante la temporada estival, en un solo día puede reflejar una cantidad de energía que puede alcanzar los 30,000 teravatios-hora, igual a la producción energética mundial en un año. En ausencia de hielo, toda esta energía se convertiría en calor.
El hielo, debido a simples leyes físicas, refleja el 90% de la energía que se vierte del sol sobre la superficie ártica. En cambio, el agua de los océanos en estado líquido la absorbe en un 95%. En resumen: sin hielo, el fenómeno del calentamiento global empeoraría drásticamente. «Según todos los estudios científicos, en 2030 nos enfrentaremos al primer acontecimiento de ‘océano azul’, es decir, una situación en la que toda la capa de hielo del Ártico se derretiría durante un día. Sería la primera vez en un millón de años, y las consecuencias podrían ser devastadoras», explica Andrea Ceccolini.
No todo el hielo es igual
Incluso sin llegar a un fenómeno de «océano azul», el adelgazamiento provoca un verdadero debilitamiento del sistema. «El hielo de primer año es muy frágil porque acaba de crecer y es poroso. En cambio, el que sobrevive todo el verano se condensa, se compacta, se aplasta entre sí y acumula relieve. El hielo de varios años tiene una resistencia similar a la piedra», señala Ceccolini.
Además, la capa de hielo del Ártico contribuye a mantener el agua de debajo y de toda la zona a baja temperatura. Ceccolini explica que la fusión completa del hielo desencadenaría una especie de reacción en cadena que aceleraría también el deshielo de los glaciares de Groenlandia y, lo que es aún más grave, la fusión del permafrost en vastas zonas cubiertas por él, con la consiguiente liberación de metano, un gas de efecto invernadero ochenta veces más impactante que el dióxido de carbono. De ahí la idea de contrarrestar el deshielo interviniendo activamente para crear nuevas capas de hielo que lo hagan más resistente.
«Durante el veranio, el hielo en el Ártico hace una contribución de enfriamiento al planeta equivalente a eliminar mil toneladas de CO₂ de la atmósfera por kilómetro. Por supuesto, no es la solución definitiva, pero nos hace ganar tiempo mientras avanzamos en la eliminación de las causas del calentamiento global«, indica.
Bombear agua de mar para crear hielo nuevo
La idea del proyecto es ayudar a formar nuevas capas de hielo «inundando» con agua de mar del casquete polar ártico. Los primeros experimentos de Real Ice utilizaron un sistema basado en bombas instaladas manualmente y, según afirma la empresa, dieron excelentes resultados.