Astrónomos descubrieron una supergigante roja entre 10 y 15 veces más masiva que el Sol, en el cúmulo masivo de Stephenson 2. No fue el objeto estelar lo que los sorprendió, sino la enorme capa de gas y polvo que la envuelve. La cubierta se extiende por aproximadamente 50,000 veces la distancia entre la Tierra y el Sol. Es la primera vez en la historia que detectan una burbuja de materia tan grande encapsulando a ese tipo de estrella.
Los investigadores bautizaron oficialmente a la estrella como DFK 52 y la describen como una estrella comparable a Betelgeuse, la controversial gigante roja cercana a la Tierra. Ambas comparten características propias del final del ciclo de vida estelar como un aumento de tamaño y un cambio de color hacia el rojo. Gracias al radiotelescopio ALMA del Observatorio Europeo Austral (ESO), el equipo responsable también captó una burbuja caótica de gas cuya masa equivale a la del Sol.
¿Hubo una explosión reciente en el agujero negro al centro de la Vía Láctea? Las burbujas de Fermi podrían esconder una pista: unas inexplicables nubes de hidrógeno neutro. 
Si DFK 52 se encontrara a la misma distancia de la Tierra que Betelgeuse (unos 640 años luz), la burbuja de materia se vería abarcar un tercio de una luna llena en el cielo nocturno, según estiman los científicos. La estructura se extiende miles de veces más allá del ancho del sistema solar y parece acercarse y alejarse de forma simultánea.
Los datos obtenidos por ALMA revelan que la burbuja de gas proviene directamente del material de la supergigante roja. “Debe de haber sido expulsado en un evento dramático, como una explosión, que ocurrió hace unos 4,000 años. En términos cósmicos, eso fue hace solo un momento”, aseguró Elvire de Beck, astrónoma de la Universidad Tecnológica de Chalmers, en Suecia, y coautora del artículo publicado en Astronomy and Astrophysics.
En busca de su potencial como supernova
La estrella experimentó un episodio de desprendimiento de masa que luego se estabilizó. Según los cálculos disponibles, perdió entre el 5 y el 10% de su masa durante ese único evento. Los científicos aún desconocen qué provocó el fenómeno.
En general, cuando una supergigante roja pierde tanta masa en tan poco tiempo, suele anunciar una transición hacia supernova. Sin embargo, DFK 52 permanece estable, aunque con menos masa que antes del evento. Si realmente se preparara para explotar, ya habría mostrado señales más claras, piensan los astrónomos. Una de las hipótesis más sólidas sugiere que una estrella compañera cercana (todavía no descubierta) podría estar impulsando esa pérdida de masa. La forma de la burbuja respalda esta idea: parece más producto de una interacción externa que de una fase previa a la supernova.
«Estamos planeando más observaciones para comprender lo que está sucediendo y para averiguar si esta podría ser la próxima supernova de la Vía Láctea. Si se trata de una supergigante roja típica, podría explotar en algún momento del próximo millón de años», añadió De Beck.
El Observatorio Europeo Austral eligió la imagen de la burbuja alrededor de DFK 52 como imagen de la semana. Para facilitar su interpretación, coloreó las zonas que se acercan a la Tierra en azul, y las que se alejan, en rojo.
