Moore afirma que lo ideal es que estos acuerdos entre el gobierno y la industria privada tengan un punto final. «Debería ser un acuerdo para poseer una participación a corto plazo y luego desinvertir», aclara.
Pero la actual administración Trump ha llevado algunos de estos acuerdos empresariales público-privados un paso más allá. En junio, la Administración aprobó una asociación entre la siderúrgica japonesa Nippon Steel y la estadounidense US Steel, con sede en Pittsburgh, dependiente de un acuerdo de seguridad nacional y de una disposición denominada acción de oro. El gobierno insistió en tener voz y voto en las decisiones de la empresa US Steel, incluidos los nombramientos del consejo de administración y los futuros planes de deslocalización. (Este acuerdo también se diseñó para ayudar a EE UU a competir con China en la producción de acero).
Lutnick indicó a CNBC que, en el caso de Intel, la administración Trump no obtendría una participación con derecho a voto ni tendría voz en las operaciones de la compañía.
«Intel está profundamente comprometida a apoyar los esfuerzos del presidente Trump para fortalecer el liderazgo tecnológico y manufacturero de Estados Unidos», señaló el portavoz de Intel, Cory Pforzheimer, en un comunicado a WIRED. «Esperamos continuar nuestro trabajo con la administración Trump para avanzar en estas prioridades compartidas, pero no vamos a hacer comentarios sobre rumores o especulaciones.»
El Departamento de Comercio de Estados Unidos no respondió a las preguntas de WIRED antes de la publicación.
Teatro político
Patrick Moorhead, un veterano analista de la industria de semiconductores y CEO de la firma de investigación Moor Insights & Strategy, piensa que el acuerdo podría beneficiar a Intel a corto plazo. «Significa que Intel recibe su dinero sin ataduras», añade.
Hasta ahora, la empresa ha recibido 2,200 millones de dólares de los hasta 7,860 millones que se le concedieron a través de la Ley CHIPS de 2022: 1,100 millones en el primer trimestre de 2024 y otros 1,100 millones en enero de 2025. Pero estas subvenciones están vinculadas a hitos en torno a la construcción de fábricas y la producción; si Intel no alcanza sus objetivos, no recibe financiamiento de la Ley CHIPS. La empresa también ha superado con creces los 2,200 millones de dólares de subvenciones en construcción de fábricas e investigación y desarrollo durante el mismo período de tiempo.
Intel está valorada actualmente en 101,000 millones de dólares, una cifra muy inferior a la de su apogeo a principios de la década de 2000. A principios de esta semana, Softbank anunció la compra de acciones de Intel por valor de unos 2,000 millones de dólares, lo que impulsó brevemente la cotización de la empresa de chips.
Intel ha sufrido este año una importante remodelación de su cúpula directiva. En diciembre de 2024, Intel anunció la jubilación de su CEO, Pat Gelsinger, un veterano de la industria de los chips, después de que se esforzara por cambiar la suerte de la empresa. Lip-Bu Tan, hasta hace poco CEO de la empresa de diseño electrónico Cadence Design Systems, sucedió a Gelsinger en el cargo.