Júpiter es un planeta gaseoso y ni siquiera su núcleo es medianamente sólido. Lo sorprendente es que, según mediciones recientes, ni siquiera es esférico, sino que se asemeja a la nube de leche que se mece sobre tu cafpé cuando lo preparadas por la mañana, sin una forma precisa.
Los científicos aún debaten por qué el corazón de Júpiter adopta esta estructura tan peculiar. Una de las principales hipótesis, basada en observaciones de la sonda Juno, sostiene que durante su “infancia” el planeta chocó con un objeto muy masivo, quizá uno de los planetesimales que abundaban en las primeras etapas del sistema solar.
Ese impacto, según la teoría, habría marcado su evolución y cambiado la visión que tenemos de los planetas gigantes jovianos. La idea implicaba que estos mundos nacieron en escenarios caóticos y atravesaron reestructuraciones internas, en lugar de formarse mediante procesos ordenados.
Pero la comunidad científica podría haber estado en un error todo este tiempo. Una investigación reciente de la Universidad de Durham cuestiona el relato del gran choque. Los investigadores usaron la supercomputadora DiRAC COSMA y un nuevo método para modelar con mayor precisión la mezcla de materiales en impactos cósmicos para analizar la última información disponible sobre Júpiter. Concluyeron que ningún escenario de choque produce un núcleo diluido estable como el planeta parece tener.
Simularon impactos frontales y oblicuos, con planetesimales de distintas composiciones y velocidades. Incluso repitieron las condiciones exactas del estudio de 2019 que respaldaba la hipótesis del impacto. El software mostró que, tras el choque, el núcleo de Júpiter se reconstruye y los materiales pesados vuelven a agruparse en el centro, separados de capas externas como la de hidrógeno. Los resultados se publicaron en la revista Monthly Notices of the Royal Astronomical Society.
“Vemos en nuestras simulaciones que este tipo de impacto literalmente sacude el planeta hasta su núcleo, pero no de la manera correcta para explicar el interior de Júpiter que vemos hoy”, dijo Thomas Sandnes, investigador de la Universidad de Durham y coautor de la publicación, en un comunicado universitario.
¿Y entonces que hizo que Júpiter tuviera el corazón roto?
Los expertos detrás de esta simulación piensan que sus compañeros astrónomos tienen una predilección por usar escenarios de impactos gigantes. Aceptan que son parte fundamental de la historia de los habitantes del sistema solar, pero no pueden simplemente explicarlo todo.
Saturno también tiene un presunto núcleo diluido. La hipótesis del impacto se vuelve incluso menos improbable considerando dos planetas vecinos gigantes. Es más simple pensar que los núcleos diluidos se forman de manera gradual, según la evolución del propio planeta, a través de la desintegración de planetesimales y procesos térmicos.