En marzo, el presidente Donald Trump y el CEO de Tesla, Elon Musk, aparecieron en el jardín de la Casa Blanca para mostrar una línea de vehículos eléctricos (VE), transformando, por un momento, al comandante en jefe en el vendedor de autos en jefe.
Cinco meses después, Musk y Trump ya no mantienen una relación amistosa, el Tesla rojo que Trump compró durante aquella aparición dejó los jardines de la Casa Blanca, y el presidente promulgó a principios de este verano lo que se conoce como One Big Beautiful Bill (BBB), que retira las ayudas federales a los vehículos eléctricos.
Y, sin embargo, parece que Trump sigue vendiendo modelos eléctricos. Basta con mirar las cifras: JD Power proyecta que los VE representarán un récord del 12.8% de todas las ventas de EE UU en agosto, un 3.2% más que el año pasado por estas fechas. «Hay prisa», afirma Tyson Jominy, vicepresidente sénior de Datos y Análisis de la empresa.
Los analistas aseguran que el repunte en el interés eléctrico proviene principalmente de la extinción del crédito fiscal de 7,500 dólares, que recibió una sentencia de muerte cuando Trump firmó la BBB apoyado por el Partido Republicano el 4 de julio y está programado para expirar a fines de septiembre. Los compradores interesados en eléctricos parecen entender que deben entrar en lotes de concesionarios y salas de exposición lo antes posible para aprovechar ese acuerdo ahora temporal.
El Servicio de Impuestos Internos (IRS) aclaró la semana pasada que, si bien los compradores tienen que firmar sus contratos y hacer un pago inicial de sus vehículos eléctricos antes de octubre para tener derecho al crédito, no necesariamente tienen que recibir el auto, dando a los compradores tardíos un poco más de tiempo para asegurar sus ofertas eléctricas.
Pero el repunte de las ventas de VE no es permanente
Los analistas prevén que las ventas de VE en EE UU vuelvan a caer en picado después de septiembre. «Es muy probable que veamos el ‘efecto de recuperación’ a finales de este año y quizá hasta 2026», explica Jominy, lo que significa que las ventas de modelos eléctricos probablemente se ralenticen.
Los detalles de la caída de las ventas aún no están claros y dependen en gran medida de la reacción de fabricantes y concesionarios. Los fabricantes podrían mantener los precios bajos con la esperanza de que los compradores sigan motivados. Por su parte, los concesionarios quieren sacar los vehículos eléctricos de sus almacenes y podrían mantener sus agresivos incentivos de venta hasta el otoño.
Ambos siguen lidiando con los efectos de los aranceles sobre los automóviles. Estos presionan incluso a los fabricantes estadounidenses, que fabrican algunos de sus vehículos más asequibles en México y Canadá y se enfrentan a aranceles del 25% sobre las importaciones.
¿Cómo será la transición estadounidense a los vehículos eléctricos sin ayudas federales? Muchos observadores del sector están dispuestos a calificar la situación de bache en el camino. «Seguimos siendo optimistas sobre el futuro a largo plazo de las ventas de VE en EE UU. Simplemente son los mejores vehículos», escribe Mark Schirmer, director de perspectivas de la industria de Cox Automotive, en un correo electrónico. Poco a poco, van apareciendo en los concesionarios autos con baterías más potentes, mayor autonomía, tiempos de carga más rápidos y precios más bajos. Cada vez hay más estaciones de carga. Cada vez son más los estadounidenses que deciden optar por la electricidad.
Aun así, Estados Unidos va por detrás del resto del mundo en la transición a los vehículos eléctricos. La Agencia Internacional de la Energía (IEA) predice que los VE representarán más de una cuarta parte de las ventas mundiales de modelos nuevos este año. A pesar de este «verano norteamericano del VE», la adopción en EE UU ronda apenas el 8%. Los fabricantes de automóviles estadounidenses tienen que encontrar la manera de fabricar y comercializar autos de nueva energía para el resto del mundo, compitiendo con los fabricantes europeos, asiáticos y, sobre todo, chinos, mientras mantienen satisfecho al mercado estadounidense, más rezagado.
«La amenaza se cierne sobre la competitividad internacional de los fabricantes estadounidenses. Tienen que ponerse al día con los VE chinos, o podrían convertirse en una isla», afirma Sean Tucker, redactor jefe del sitio especializado en automotriz, Kelley Blue Book.
Artículo publicado originalmente en WIRED Italia. Adaptado por Alondra Flores.