Es bien sabido que el calor produce agotamiento en el cuerpo por la deshidratación, ¿pero vejez? Un estudio reciente concluyó que el calor extremo acelera el envejecimiento del cuerpo humano, un dato preocupante ante el aumento de frecuencia en olas de calor a causa del cambio climático.
Los investigadores no están hablando de los efectos de la radiación solar en la piel, sino de la edad biológica. Con el tiempo, exponerse de manera constante al calor extremo puede llegar a debilitar biomarcadores importantes como la presión arterial, el colesterol y la función sanguínea. A largo plazo, esto puede aumentar los riesgos de padecer enfermedades cardiovasculares, cáncer, diabetes o demencia.
A diferencia de la edad cronológica (ese número que respondes cuando te preguntan cuántos años tienes), la edad biológica, o epigenética, refleja cómo están funcionando tus células, tejidos y órganos, a partir de marcadores fisiológicos y moleculares, como función pulmonar, capacidad cognitiva o densidad ósea. Es la edad la biológica a la que el calor extremo le está sumando años, incluso más que otras conductas nocivas para el cuerpo, como fumar o beber alcohol.
Cambio climático: amenaza para la longevidad
Para ser más específico respecto a las cifras del envejecimiento epigenético, los investigadores analizaron los datos médicos de 24,922 personas de Taiwán, recopilados entre 2008 y 2022. Durante ese tiempo, la isla experimentó alrededor de 30 olas de calor, fenómeno meteorológico definido por el equipo científico como un periodo de altas temperaturas por varios días consecutivos.
Los investigadores primero calcularon la edad biológica de los individuos según los resultados de diversas pruebas médicas, como análisis de la función hepática, pulmonar y renal, o de la presión arterial. Luego compararon la edad biológica con la temperatura total acumulada a la que los participantes probablemente estuvieron expuestos, según su domicilio, en los dos años previos a su consulta médica.
Las resultados arrojaron que entre más eventos de calor extremo experimentaban las personas, más rápido envejecían. Por cada 1.3 °C adicionales a los que estaba expuesto el individuo, se añadían, en promedio, alrededor de 0.023 a 0.031 años a su reloj biológico. En otras palabras, por cada dos años de exposición a olas de calor (alrededor de 46 días de calor extremo para la población en la muestra), la edad biológica del individuo aumentaba de ocho a 12 días.
“Si bien la cifra en sí puede parecer pequeña, con el tiempo y en diferentes poblaciones, este efecto puede tener implicaciones significativas para la salud pública”, dijo Cui Guo, epidemióloga ambiental de la Universidad de Hong Kong, y autora principal del estudio publicado esta semana en Nature Climate Change.
En el caso de México, El País indicó que entre mayo de 2024 y mayo de 2025, la población de México experimentó alrededor de 82 días de calor extremo. Y eso nada más fue un año. Más o menos estamos hablando de 32 a 48 días añadidos a la edad biológica de los mexicanos, según un cálculo rápido de los números arrojados por el estudio.
El estudio también señaló que las personas que realizan trabajos físicos y quienes residen en áreas rurales fueron las más afectadas en su edad biológica. Aun así, se observó un efecto positivo inesperado: a lo largo de los 15 años analizados, el impacto de las olas de calor sobre el envejecimiento epigenético fue disminuyendo. Aunque se desconocen las causas que expliquen esta capacidad de adaptación al calor, la doctora Guo señaló la posible influencia de una mayor disponibilidad de tecnologías de enfriamiento en años recientes, como el aire acondicionado.
La exposición al calor extremo por largos periodos afecta al cuerpo y puede ser mortal, pero “el hecho de que las olas de calor nos envejezcan es sorprendente”, dijo Paul Beggs, científico de salud ambiental de la Universidad de Macquarie (Australia), en una declaración citada por Nature.
“Este estudio es una llamada de atención sobre la vulnerabilidad de todos a los efectos adversos del cambio climático en nuestra salud. Refuerza el llamamiento a una reducción urgente y drástica de las emisiones de gases de efecto invernadero”, indicó el especialista, quien no participó en la investigación.