La gente suele atribuir mi buena caligrafía a mi educación en una escuela católica, como si una monja con una regla y cierto gusto por los castigos corporales hubiera perfeccionado mi letra. No es por eso: es por mi madre. Ingeniera de profesión, es capaz de hacer letras de molde perfectas que solo se consiguen tras años de trabajo en una mesa de dibujo. De niña, me esforzaba por imitar su letra de imprenta y su increíblemente ornamentada cursiva. Sin embargo, de adulta ya no practico esas habilidades lo suficiente: como periodista, la velocidad supera a la belleza cuando se trata de tomar notas. Ahora que gran parte de mi trabajo se hace con un teclado, me preocupa que incluso ese garabato esté en peligro.
La mía no es una involución aislada. Padres, educadores y otros defensores de la caligrafía llevan años lamentando el fin de la escritura a mano. Hace décadas que el correo electrónico empezó a dejar atrás a las cartas y tarjetas. Luego aparecieron los smartphones, y nuestra dependencia de las notas de papel, los calendarios de pared y los recordatorios en Post-it disminuyó. En las escuelas públicas de EE UU se ha pasado de la escritura a mano a la escritura a máquina, ya que cada vez más niños están expuestos a iPads y computadoras junto con los lápices. Y en los últimos años, la IA ha hecho que los humanos apenas necesiten pensar, por no hablar de anotar algo. Ahora más que nunca, podría parecer que la escritura a mano está condenada.
Pero no es así.
Aunque los lamentos y las emociones están a flor de piel, los argumentos a favor de la escritura a mano son más fuertes que nunca. Por supuesto, parte del apego se debe a la nostalgia. En Estados Unidos, existe incluso la extraña sensación de que saber escribir en cursiva es una especie de deber cívico para los ciudadanos. Pero incluso estos argumentos a favor de la escritura a mano pasan por alto algo: aprender a sostener un bolígrafo en la mano y utilizarlo tiene ventajas reales.
¿Qué perdemos si dejamos de escribir a mano?
Las escuelas públicas estadounidenses todavía exigen que se enseñe a los niños a escribir a mano (por lo que todavía no es un arte perdido), pero hay algunas pruebas de que los nativos digitales están menos «preparados» para la escritura en contraste con los estudiantes del pasado, según Karen Ray, profesora de terapia ocupacional en la Universidad de Newcastle en Australia. En 2021, Ray fue coautora de un estudio en el que se examinaba si los niños que crecieron con dispositivos contaban con la misma motricidad fina que los que no. Aunque esos estudiantes alcanzaban los niveles de rendimiento esperados en las pruebas de destreza manual, su competencia motora general era inferior a las normas anteriores. En última instancia, los investigadores plantearon la hipótesis de que el tiempo dedicado a sostener dispositivos en lugar de lápices podría estar influyendo en que los niños tuvieran todas las habilidades motrices necesarias para aprender a escribir a mano cuando entraran en el kínder.
Ahora bien, si los niños siempre tienen acceso a los dispositivos, ¿realmente importa que sepan escribir con las manos? La respuesta es sí y no. Si algo nos han enseñado los últimos años de trabajo nómada digital y programación es que, profesionalmente, la escritura a mano puede no ser tan necesaria en muchos campos. El problema es que aprender a escribir a mano puede ser necesario para aprender todo lo demás. “Aún no sabemos lo que perdemos en términos de alfabetización al restarle importancia a la fluidez de la escritura a mano”, añade Ray.
Entre la media docena de expertos con los que hablé para este artículo, había diferencias de opinión sobre si el pánico moral en torno a la enseñanza de la escritura estaba justificado. Por ejemplo, en muchos estados de EE UU los legisladores han aprobado leyes para garantizar que los niños aprendan cursiva en las escuelas públicas. Algunos expertos lo apoyan, pero muchos no creen que el aprendizaje de la letra cursiva sea tan importante. En lo que casi todos coinciden es en que saber escribir tiene beneficios cognitivos. Ayuda a los alumnos a aprender a leer, y lo más probable es que si tienen que pensar en algo el tiempo suficiente para escribirlo, lo recuerden mejor que si lo escriben a máquina.
«La escritura a mano por sí sola es realmente importante», sostiene Robert Wiley, profesor de psicología de la Universidad de Carolina del Norte en Greensboro, cuyas investigaciones se centran en cómo procesa el cerebro el lenguaje escrito. «No en un sentido absoluto; la gente no va a ser analfabeta. Pero, ¿a algunos niños les costará más aprender porque les falta esa práctica? Sí».