“Estas acciones federales violentas y crueles aterrorizan a las comunidades estadunidenses, interrumpen la cadena de suministro de alimentos, amenazan vidas y separan familias”, denunció la UFW. Algunos trabajadores—incluidos ciudadanos estadounidenses— denunciaron haber sido retenidos por más de ocho horas y obligados a borrar imágenes y videos de sus teléfonos antes de ser liberados, informó la organización.
Glass House Farms, por su parte, aseguró en un comunicado que los agentes actuaron con órdenes válidas y que la empresa está brindando representación legal a los trabajadores detenidos. La compañía opera más de 50 hectáreas de cultivo legal de cannabis en la zona y es una de las mayores productoras del sector en el estado.
En medio de la agitación, el presidente Trump dijo en Truth Social que “matones arrojaban piedras y ladrillos a agentes del ICE”, en referencia a un video no verificado, y ordenó: “Detengan a esos babosos usando cualquier medio que sea necesario”. También otorgó “autorización total” para que los agentes se protegieran.
“Es muy triste. Estaba ahí detrás cuando han llegado. Ninguno estaba haciendo nada malo. Solo estaban trabajando en los campos”, declaró Darria Rosalez al canal KTLA, en busca de su primo.
La supervisora del quinto distrito de Ventura, Vianey Lopez, reconoció que “es una situación muy desafortunada” y admitió que no sabían cuántas personas habían sido detenidas. “Es una situación en curso muy preocupante para la seguridad de quienes se manifiestan con rabia y decepción”, declaró.
Las autoridades federales también ofrecieron una recompensa de 50,000 mil dólares por información que conduzca al arresto de una persona que habría disparado un arma contra agentes durante los operativos. La cifra de detenidos representa el mayor número de arrestos en un solo día en la historia reciente de California, según El País.
Las instalaciones de Glass House permanecieron cerradas el viernes. La compañía publicó un escueto comunicado en redes afirmando que cooperó con las autoridades y que brindará más información si es necesario. Mientras tanto, las comunidades migrantes y organizaciones de derechos civiles exigen transparencia y rendición de cuentas tras una jornada que, según denuncian, dejó cicatrices físicas y emocionales difíciles de borrar.